martes, 13 de octubre de 2015

La adulación

Me permito poner a prueba tu capacidad de discernimiento frente a un texto  del Maestro José Ingenieros;  para  comentar  la vigencia  de su pensamiento a través de  un tema controversial .

                                                             LA ADULACIÓN


La sensibilidad en los elogios es legítima en sus orígenes. Ellos son una medida indirecta del mérito;
se funda en la estimación, el remordimiento, la amistad, la admiración o el amor. El elogio sincero o desinteresado no  a quien lo otorga  ni ofende a quien lo recibe, aún cuando es injusto.
Puede ser un error; no es una indignidad. La adulación lo es siempre; es desleal e interesada. El deseo de la privanza induce a complacer a los poderosos;  la conducta del adulón mira a eso y todo lo sacrifica a su ánimo servil. Su inteligencia sólo se aguza para oliscar el deseo del amo: subordina sus gustos a los de su dueño, pensando y sintiendo  como él lo ordena; su personalidad no está abolida; pero poco falta. Pertenece a la raza de los "Cobardes felices", como lo bautizó Leconte de Lisle.

La adulación es una injusticia. Engaña. Es despreciable siempre el adulón, aun cuando lo hace por benevolencia banal o por el deseo de agradar a cualquier precio. 

En los climas mediocres, mientras las masas escuchan a los charlatanes, los gobernantes prestan oído a los quitamotas. Los vanidosos viven fascinados por esta sirena que los arrulla sin cesar, acariciando su sombra; pierden todo criterio para juzgar sus propias actos y los ajenos; la intriga los aprisiona; la adulación de los serviles los arrastra a cometer ignominias: como esas mujeres que alardean su hermosura y acaban por prestarla a quienes la adulan con elogios desmedidos. El verdadero merito es desconcertado por la adulación: tiene su orgullo y su pudor, como la castidad. Los grandes hombres dicen de sí, naturalmente, elogios que en labios ajenos los harían sonrojar; las grandes sombras gozan oyendo las alabanzas que temen no merecer.

José Ingenieros



Fuente de la imagen: www.granverdad.com